Ayer fui al Parque Rodó y recordé cuánto me gustó ser hija de padres separados. No porque la maestra me perdonara que hablara en clase y mis compañeros me pusieran más atención. Es que las separaciones de mis padres se desarrollaban así:
* nos enterábamos de que mi padre se había “vuelto a enamorar” y que se iba
* se iba
* mamá se ponía más linda
* papá nos llevaba a comer a restaurantes todos los fines de semana
* nos hacían más regalos
* papá cambiaba el auto
* mamá se decidía a manejar sola hasta Montevideo para traernos al Parque Rodó (esto era de lo mejor)
* papá nos mostraba los planos de la casa que iba a construir y dibujaba ! un cuarto para cada hermana! (el mío siempre era en el segundo piso)
* mami nos daba más besos
* papa nos decía que nos quería y compraba muebles para la casa que construiría …Cocina, heladera, sillón.
* Papi se desenamoraba y le pedía a mama para volver a casa.
* Volvía.
* Traía los muebles que había comprado y tirábamos los viejos.
Por tres años (aproximadamente) todo volvía a la normalidad. Es verdad que todos llorábamos un poco y que jamás tuve mi cuarto de planta alta, pero gracias a los amores frustrados de mi padre nos quedamos con una cocina de seis hornallas. Y conocimos el Parque Rodó.
1 comentario:
bueno, cada loco con su tema.. decía larralde y se puso a cocinar seis comidas distintas para poder aprovechar al máximo las nuevas instalaciones!
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