Siempre creí que las mujeres que leían Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus eran, al menos, un poco tontas. Pero claro, después la soltería sostenida te va haciendo experimentar cosas horribles. Decís: “ta, capaz que me estoy cerrando por prejuicio y esto me puede ayudar”... Un camino sin retorno…
El último año, siempre que iba a la librería, preguntaba el precio de ese libro.
- Disculpá, te hago una consultita. Por casualidad tendrás uno que se llama… pará. (Ahí sacaba una libreta y hacía como que leía, con tono de extrañamiento) “Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus”. ¿Puede ser?
- Sí, lo tenemos, me decía el tipo. Y me contaba el precio.
- ¿No tenés una edición más barata? Porque es un encargo y me djo que no gastara más de 300.
- No. Es la única.
- Ta, ta. Entonces no.
Hace un mes encontré el audiolibro en Internet. ¡Qué demás!, pensé y me lo bajé.
Siempre que hago esas cosas me viene un pensamiento horrible: pienso que puedo morirme ese día y que luego vendrán mis familiares y amigos a hacer el inventario de mis cosas y se desilusionarán de mí.
Supongo, por ejemplo, que dirían:
- “No te puedo creer. Mirá. Se había bajado el audiolibro de Los hombres son de Marte. Se ve que ya estaba mal la pobre…”.
Pero vencí esa paranoia y lo bajé. Lo guardé en el escritorio incluso, como para que lo vieran de entrada. Y todas las noches intentaba escuchar un poco. Pero claro, la voz del “locutor” era como un Valium. Entonces avanzaba unos minutos y me dormía.
Siempre me quedaba en la misma parte creo... Una en que el autor explica que a los hombres les gusta oír que las mujeres confían en ellos, en sus capacidades. Parece que hay que decirles mucho eso.
Estuve como quince días con el audiolibro, pero no avanzaba... Me dormía inexorablemente en la parte de la confianza. Hasta que un día me decidí. Me dije: voy a pasar de capítulo, porque al final estoy corriendo el riesgo de morirme y que lo encuentren en mi compu, ¿para qué?. Este domingo encaro, me prometí.
Pero el sábado fui a bailar y, por algún movimiento planetario, terminé en la cama de uno de los de Marte. Una vez pasado el acercamiento cósmico, con el primer haz de luz que vi en la ventana, fui al baño, llamé al 141 desde el celu y me fui.
Me fui, básicamente, porque no duermo bien en otras camas. Pero se ve que este marciano era medio raro y le gustaban las despedidas, porque cuando estaba bajando del taxi me llegó un sms suyo que decía: “Sos un tipo”.
Algo me produjo su mensaje, no sé bien qué... Pero entré a casa y mandé el audiolibro a la papelera. Después, supongo que para no desperdiciar el poco conocimiento adquirido, respondí el sms: “Me faltó confianza”.
3 comentarios:
qué es el 141?!
el telefono del radiotaxi
Me encantaría amanecer a tu lado... y reirnos juntos de estas cosas. Por supuesto, no te dejaría nunca un teléfono cerca, sos demasiado valiosa para dejarte escapar; y mas si pudiera compartir ese momento contigo y ver tu sonrisa en el amanecer...
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