En un primer momento parece que todo va bien y estás
contento. Después ya no. Se empieza a perder el calor del inicio. Se pierde
cada vez más, cada vez más. Y vos, por mantenerte aferrado, te entrás a quemar
un poco.
Mi historia con los termos de acero inoxidable se repite y empiezo a resignarme ante el problema de siempre: el que tengo no me mantiene caliente; el
que lo hace no está a mi alcance.
No hay comentarios:
Publicar un comentario