Para mí es
un misterio de la percepción. Es
como que podés escuchar mil veces un concepto y lo entendés, pero no se te
incorpora al cuerpo. Y un día escuchás lo mismo en una frase simple y ¡púmbate!
Algo se abre y esas palabras se quedan para siempre en vos.
Hace muchos años, una vez yo hablaba de dietas y mi primo
dijo: “El que es gordo, es gordo toda la vida”. Púmbate. No lo voy a olvidar
más.
Otra vez estaba leyendo un cuento de Escanlar y él decía que
se puede saber cómo es una mujer en la cama por la forma en que come un
chivito: si no se ensucia, seguramente pasará el coito pensando en su peinado. Me
divirtió esa conclusión y me sentí bien porque soy muy asquerosa para comer chivito.
Pero como pasan los años y sigo sola y he tenido que comer
muchos chivitos para confirmar que soy de las otras, no me queda más remedio
que salir a trotar.
No me gusta trotar. Lo hago para desafiar el destino
inexorable que sentenció mi primo, pero sufro.
El otro día me venía arrastrando por la rambla como una
babosa con Nike, y estaba a punto de parar.
Cuando estás en ese instante en que
te morís y tenés que parar, lo peor que te puede pasar es cruzarte con un Conocido.
Ahí no podés aflojar hasta que Conocido te pierda de su campo visual. Porque no
podés dejar que te vea justo en el segundo en que te das por vencido, en que te
rendís, en que le prodigás al mundo tu debilidad. Menos aun si Conocido está sentadito, mirando nomás, y tardará mucho en dejar de verte.
Para esos momentos tengo otra frase estimulante, una que
dijo Moriana una vez en la oficina, mientras hablaba de su clase de gimnasia y
de cómo algunas mujeres apenas se movían: “Para mí las mujeres ponen la misma actitud cuando cogen que
cuando hacen ejercicio”. Púmbate.
Si vengo muriendo y cruzo a un Conocido, me digo esa frase. Pero a veces el Universo conspira y te pone a un Conocido cada 100
metros y tenés que seguir.
Ahora hace rato que tengo ganas de largar una máxima: “Los maratonistas son débiles de carácter que se mueven en base a frases”.
Ahora hace rato que tengo ganas de largar una máxima: “Los maratonistas son débiles de carácter que se mueven en base a frases”.
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