En general no tengo pensamientos de futuro. Carezco de “visión” y de criterio para imaginar cómo serán las cosas con el avance de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, hay dos momentos que me hacen nacer esa inquietud y decir: “Mis nietos, si Dios quiere, no tendrán que pasar por esto”.
Ese pensamiento-plegaria es recurrente ante:
1- La necesidad de desenredar los cables de los auriculares.
2- La prescripción ginecológica de colocarme un óvulo.
Comparado con esas molestias, incluso el hecho de que me tiñan los dedos para darme la cédula o votar me parece inteligente.
1 comentario:
las huellas digitales con tinta, los cables en general, la limpieza de vidrios, cortar el pasto... todo seguramente todo, tienda a minimizarse en un futuro.
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