lunes, 24 de octubre de 2011

Una, y la telenovela en el Abitab

Vos también sabés las pocas chances que tiene una mujer como yo de encontrar a su “roto” (o a su “descosido”, nunca supe cuál es cuál) a esta altura de la vida.

Una como que ya lo asumió, pero ahí sigue la mamá de una, preguntando cada domingo si saliste y si “conociste a alguien”.

— No, mamá… Bah, conocí a varias personas pero no del tipo que vos me estás preguntando.

Después de años de mucha noche y mucho rímel infructuoso, una como que pierde el norte. Entonces, cualquier lugar empieza a parecer un escenario donde es posible encontrarse con el roto.

Bah, tampoco cualquiera. Ponele, acá en Montevideo, con tanta parada y tanto Celeritas, no te va a pasar como en Estados Unidos, que te subís a un taxi y por la otra puerta se sube el roto de tu vida. Eso no. Pero el rollo telenovela que arrastramos desde Grecia Colmenares como que se dispara mal.

He pensado mucho en esto cuando voy a poner saldo en el celular a esos locales de cobranza que siempre están llenos. La mujer que te pregunta el número nunca escucha bien, por el vidrio, y una tiene que repetir el número casi gritando.

Últimamente me pasa que la segunda vez que digo en voz alta mi teléfono se me dispara la telenovela: empiezo a mirar alrededor y a preguntarme «Alguno de estos señores de la fila, ¿no tendrá a bien memorizarlo y ofrecerse por sms a hacerme la costura?»

4 comentarios:

PetitRed dijo...

jajajaj buenísimo!!

carla dijo...

me encanto!!

Anónimo dijo...

Me encanta tu blog! Me hace reir y no es facil! Ojala este año sigas con él!

Saludos!!!

Anónimo dijo...

Muy bueno. No te olvides de seguir escribirndo