domingo, 21 de junio de 2009

Solidaridad lingüística

Había ido al teatro a ver a Cristina Morán. En un momento de la obra, la actriz habla como una abuela que no entiende nada y dice que sus nietos se paran delante de todo en los conciertos para poder hacer “porro”. Las otras actrices se ríen y la corrigen a dúo: ¡Pogo! ¡No porro!.

Días después estaba entrevistando a Cristina Morán y me dijo: “Sufro la discriminación por la edad. La mayoría de las cosas que están en la obra me pasaron a mí”. Yo sentí el impuso de ser solidaria y arranqué con un cuento:

- Mirá, yo una vez daba clases en el liceo 55 y estábamos con los alumnos eligiendo el nombre de la revista del grupo. Empecé a anotar en el pizarrón las sugerencias: “Noticias del 55”, “El 55 informa”, etcétera. Hasta que un alumno propuso “Partuza”. Yo no tenía idea de qué era y lo escribí en el pizarrón. Vi que todos empezaron a reírse. Pregunté qué pasaba y dijeron “Nada profe, Fulano se tiró un pedo”.

A esta altura del cuento Cristina ya se reía con ganas y seguí:

- No sabía que Partuza tenía connotaciones sexuales. Así que traté de calmar el alboroto y me mostré muy decidida: “Bueno, vamos a votar”. Por las primeras propuestas no levantaron la mano ni sus autores, pero el apoyo fue unánime cuando pregunté ¿Quién vota por ponerle Partuza? Casi tan unánime como la risa.

Cristina se volvió una carcajada sola y cada tanto hacía una pausa para tomarme el brazo y decirme “Pobrecita”.

- No es fácil dar vuelta atrás en la votación. Así que pregunté: ¿qué hay de malo con Partuza? ¿Por qué se ríen?

Era muy joven, más miedosa que ahora y sentí ganas de que alguien me sacara de ahí. Como siempre hay un alma solidaria, una alumna se me acercó y me dijo: “No profe, Partuza no se puede. No lo diga más” y salió rumbo al baño, seguramente pensando: “No se puede ser tan pelotuda”… Una palabra que sí hubiera entendido. Y Cristina también.