sábado, 15 de marzo de 2014
martes, 25 de febrero de 2014
Los amigómetros
Hoy he pensando mucho en esas personas que no son tus amigos pero que todos los años ves en el cumpleaños de Fulano o de Mengano… Esos amigos de amigos que funcionan como medidores de tu vida.
Son esos que, como te vieron hace un año, irremediablemente te pasan raya: “¿Y terminaste lo que estabas estudiando?” “¿Te ennoviaste, che?” “¿Al final te mudaste?” “Supe que anduviste de viaje”.
Se me dio por pensar que esos son los amigos necesarios, los que te muestran cuándo estás verdaderamente estancado. Y que los otros, los de todos los días, solo tienen la misión de acercarte a estos, los amigómetros.
Me acordé ahora porque una vez al año, antes de las vacaciones, siempre voy a que me depilen. La depiladora está convencida, como Mirtha, de que ella trae suerte. Se pasa diciendo que las mujeres que ella depila consiguen novio. Y ahora pienso que ella también es mi amigómetra y me toca desilusionarla.
Puedo romper nuestro vínculo e irme a la playa toda peluda, pero entonces será mi vecina de Valizas la que me medirá: "Este año ni siquiera se depiló para venir".
Son esos que, como te vieron hace un año, irremediablemente te pasan raya: “¿Y terminaste lo que estabas estudiando?” “¿Te ennoviaste, che?” “¿Al final te mudaste?” “Supe que anduviste de viaje”.
Se me dio por pensar que esos son los amigos necesarios, los que te muestran cuándo estás verdaderamente estancado. Y que los otros, los de todos los días, solo tienen la misión de acercarte a estos, los amigómetros.
Me acordé ahora porque una vez al año, antes de las vacaciones, siempre voy a que me depilen. La depiladora está convencida, como Mirtha, de que ella trae suerte. Se pasa diciendo que las mujeres que ella depila consiguen novio. Y ahora pienso que ella también es mi amigómetra y me toca desilusionarla.
Puedo romper nuestro vínculo e irme a la playa toda peluda, pero entonces será mi vecina de Valizas la que me medirá: "Este año ni siquiera se depiló para venir".
lunes, 24 de febrero de 2014
Chistoso
Gabriel tiene un biorritmo lento, pero es rápido para los chistecitos.
Yo estaba tratando de describirle a una mujer y él no se daba cuenta de quién era.
—¿Pero cómo es? —preguntó.
—Y es medio como yo: morocha, simpaticona, gordita…
—No digas eso —me interrumpió—: vos no sos ninguna simpaticona.
Yo estaba tratando de describirle a una mujer y él no se daba cuenta de quién era.
—¿Pero cómo es? —preguntó.
—Y es medio como yo: morocha, simpaticona, gordita…
—No digas eso —me interrumpió—: vos no sos ninguna simpaticona.
sábado, 22 de febrero de 2014
Band Aid Baby, boludo
Mauri siempre dice “boluda” y “boludo”. Yo no, pero cuando
estoy con él me contagio. Y cuando bebemos alcohol parecemos dos porteños.
Mauri se preocupó porque adopté un gato.
- - Boluda, tenés que embarazarte y dejarte de bichos.
- -¿Pero de quién querés que me embarace, boludo?
- -De cualquiera, boluda. Salís, te llevás a uno a
tu casa y ta.
- -No es tan fácil. Los tipos no son boludos, no
tienen sexo con cuarentonas sin cuidarse.
- -Mentiles que tomás pastillas, boluda.
Nos reímos y bebemos más.
- -¡Ya sé, ya sé! –grito con tono de Eureka-. ¡Me
pego cuatro curitas juntas y le digo que tengo el parche!
Imaginamos la escena y nos reímos más:
“Boludoooo, ¿no ves que tengo el parcheee?”
Me siento tentada de decir "Después al pibe lo bautizo ´Bandéid´ ”, pero me reprimo a tiempo. Porque estamos borrachos pero no hacemos chistes boludos.
viernes, 21 de febrero de 2014
S y M
Un día se me ocurrió bordarle una sábana a mi sobrina, con
su nombre. Nunca había bordado ni cosido, pero imaginaba que no podía ser
difícil.
Compré todo lo que necesitaba y le dije a la mujer
de la mercería:
- -Ya que estoy aprovecho: voy a llevar un cierre
redondo.
- - ¿Cómo redondo?
- -Redondo. Circular. Es para un monedero que es un
San Antonio y se me rompió el cierre.
La mujer me explicó que no, que no era así la cosa. Mientras,
miraba todos los implementos del bordado y pensaba: “va a estragar todo eso”.
Pero la fundita de Julieta quedó con su nombre. Y la cara de la niña también, porque el bordado era tan voluminoso que se le tatuaba parcialmente en la mejilla.
Eso fue hace siete años. Desde entonces nunca nadie me dio ánimos con el bordado, pero yo seguí mi instinto. Sentía que tenía un don.
Hace poco se casaron Silvana y Martín y les bordé las iniciales en unas sábanas: S y M. Pero todo el mundo me empezó a decir que mejor no, que les diera unas sábanas lisas, que la “y” parecía una tanga, que esto y aquello.
-
- Bueno. Me las quedo y me consigo un novio que se llame Sebastián o Santiago –me resigné.
- Bueno. Me las quedo y me consigo un novio que se llame Sebastián o Santiago –me resigné.
En el fondo sabía que si no he conseguido ni uno con erre (un Roberto, un Ricardo) pocas chances tenía de encontrar un Sebastián o Santiago, que son nombres de más jóvenes.
jueves, 20 de febrero de 2014
Malos pensamientos
Shshshhshsh… Yo sé que está mal, pero a veces me enojo con las feministas que cambiaron el mundo y me quitaron la posibilidad de ser una mantenida sin culpa, de esas que se quedaban a bordar, tocar el piano o, en el peor de los casos, limpiar la casa.
Llego cansada, está todo sucio, estoy sola, no hay cena, la ropa lleva dos días dentro de la lavadora y se terminó el agua mineral. Entonces tengo malos pensamientos. “¡Malditas libertarias! ¿Por qué no me preguntaron? Yo quería un matrimonio arreglado y poder aprender a tejer mantelitos de esos tipo centro de mesa. Y ta. ¡Ni votar me interesaba!”.
Llego cansada, está todo sucio, estoy sola, no hay cena, la ropa lleva dos días dentro de la lavadora y se terminó el agua mineral. Entonces tengo malos pensamientos. “¡Malditas libertarias! ¿Por qué no me preguntaron? Yo quería un matrimonio arreglado y poder aprender a tejer mantelitos de esos tipo centro de mesa. Y ta. ¡Ni votar me interesaba!”.
miércoles, 19 de febrero de 2014
Como perro y gato
Ahora puedo afirmarlo: tener un
perro y un gato es la fórmula ideal para una solterona.
Porque inevitablemente pelearán por la comida, la cama, esto
y aquello. Entonces podés jugar a las madres y cada tanto gritar como desquiciada:
- -“¿Me hacen el favor de terminarlaaaaa?”
Y unos minutos después, largar alguna frase más mesurada pero que también te remite a lo maternal:
- -“¡La terminan eh!” ¿O no se entiende cuando
hablo?
sábado, 15 de febrero de 2014
Una frase vale más que mil palabras
Para mí es
un misterio de la percepción. Es
como que podés escuchar mil veces un concepto y lo entendés, pero no se te
incorpora al cuerpo. Y un día escuchás lo mismo en una frase simple y ¡púmbate!
Algo se abre y esas palabras se quedan para siempre en vos.
Hace muchos años, una vez yo hablaba de dietas y mi primo
dijo: “El que es gordo, es gordo toda la vida”. Púmbate. No lo voy a olvidar
más.
Otra vez estaba leyendo un cuento de Escanlar y él decía que
se puede saber cómo es una mujer en la cama por la forma en que come un
chivito: si no se ensucia, seguramente pasará el coito pensando en su peinado. Me
divirtió esa conclusión y me sentí bien porque soy muy asquerosa para comer chivito.
Pero como pasan los años y sigo sola y he tenido que comer
muchos chivitos para confirmar que soy de las otras, no me queda más remedio
que salir a trotar.
No me gusta trotar. Lo hago para desafiar el destino
inexorable que sentenció mi primo, pero sufro.
El otro día me venía arrastrando por la rambla como una
babosa con Nike, y estaba a punto de parar.
Cuando estás en ese instante en que
te morís y tenés que parar, lo peor que te puede pasar es cruzarte con un Conocido.
Ahí no podés aflojar hasta que Conocido te pierda de su campo visual. Porque no
podés dejar que te vea justo en el segundo en que te das por vencido, en que te
rendís, en que le prodigás al mundo tu debilidad. Menos aun si Conocido está sentadito, mirando nomás, y tardará mucho en dejar de verte.
Para esos momentos tengo otra frase estimulante, una que
dijo Moriana una vez en la oficina, mientras hablaba de su clase de gimnasia y
de cómo algunas mujeres apenas se movían: “Para mí las mujeres ponen la misma actitud cuando cogen que
cuando hacen ejercicio”. Púmbate.
Si vengo muriendo y cruzo a un Conocido, me digo esa frase. Pero a veces el Universo conspira y te pone a un Conocido cada 100
metros y tenés que seguir.
Ahora hace rato que tengo ganas de largar una máxima: “Los maratonistas son débiles de carácter que se mueven en base a frases”.
Ahora hace rato que tengo ganas de largar una máxima: “Los maratonistas son débiles de carácter que se mueven en base a frases”.
viernes, 14 de febrero de 2014
En su justa medida
Para una hipocondríaca automedicada como yo, el sueño es
tener morfina de uso médico: el famoso Tramadol. Y como la vida está aquí para
cumplirnos los sueños, mi momento llegó. En junio me di un golpazo que me costó
20 días de quietud y 50 inyectables… pero gracias a él me recetaron mi
propio frasco de Tramadol.
La verdad es que no me produjo alivio, pero solo verlo en su cajita rosada me daba alegría. Me dormía mirándola, con expresión de niño que mira a su madre separar las yemas de las claras.
Con esa alegría me fui recuperando y desde entonces llevo el frasco siempre en mi cartera. Me encanta sentir que, ante cualquier contingencia, ahí está ella, mi morfinita. Y que eventualmente puedo ayudar a alguien.
Una vez, me acuerdo, volvía de un viaje con un chileno que llevaba tres días de fiesta encima. Y se había puesto tanta droga y alcohol que no podía dormirse en el avión.
Ni rápida ni perezosa le metí un diazepam. “Ya te vas a dormir”, le dije, pero no se durmió. Le bajo la presión y se desmayó. Tuve que llamar a la azafata y hubo que asistirlo ahí:
-
- Él me dijo que había consumido muchas drogas- lo acusé mientras el pobre no recuperaba el conocimiento.
- Él me dijo que había consumido muchas drogas- lo acusé mientras el pobre no recuperaba el conocimiento.
Otra vez, la mamá de Andrea llegó con dolor en una pierna. Era la Noche de la Nostalgia y tenía que ir a bailar. Prestamente abrí la cartera y le ordené: “Tomate este orudis, que te alivia en un pispás”. A los diez minutos le alivió y a los doce arrancó a vomitar.
Pero yo no aprendo más: soy generosa. El otro día me encontré con un anciano que se retorcía de dolor en una sala de espera.
- -Señor, ¿le duele algo? ¿lo puedo ayudar?-pregunté
ya con intención de encajarle la morfina.
-
- Los huesos, querida, los huesos. Hice mucho deporte en mi vida, muchísimo. Y ahora hay días en que no tolero el dolor. Usted que es joven hágame caso: todo en su justa medida. Mucho deporte es malo.
- Los huesos, querida, los huesos. Hice mucho deporte en mi vida, muchísimo. Y ahora hay días en que no tolero el dolor. Usted que es joven hágame caso: todo en su justa medida. Mucho deporte es malo.
-
-Mire que tengo un buen calmante, eh. En serio le va a aliviar.
-Mire que tengo un buen calmante, eh. En serio le va a aliviar.
-
-Yo no creo en calmantes, querida. Los medicamentos son una gran mentira. A mí me hacen acupuntura.
-Yo no creo en calmantes, querida. Los medicamentos son una gran mentira. A mí me hacen acupuntura.
Y así, en ese sencillo acto, este gran hombre me dio la mejor lección de sabiduría que hubiera podido darme.
Ahora, mientras me extiendo en la cama para una buena siesta, resuenan en mi cabeza sus experientes palabras: “Mucho deporte es malo, todo en su justa medida”. Mañana hago.
jueves, 13 de febrero de 2014
Todo puede estar mucho peor
Hay algo peor que descubrir que tenés hemorroides: que te
digan que solo se alivia con baños de malva.
Pero incluso hay algo peor que preparar “asientos" de
malva para que se te alivien las hemorroides: intentar sentarte en la palangana y
constatar que no entrás.
Estamos todos bien
Cuando la vi en la rambla yo justo justo estaba reflexionando sobre la maternidad.
Pensaba que muchas madres cuarentonas están criando a verdaderos tiranos, y que es hora de que las mujeres vuelvan a parir a los 20, cuando todavía pueden ser un
poco irresponsables y no le ponen tanta atención al pibe.
Pensaba en un plan nacional que promoviera la maternidad al
terminar secundaria. Tipo: "Se prohíbe entrar a la universidad hasta los
25 años". Entonces tenés siete años de brecha en los que, si tenés hijos, el gobierno
te paga una cuota. Se podría llamar "Por un país libre de tiranos" o, mejor aún, para aprovechar la marca, Tiranos Temblad.
Venía pensando en eso cuando veo de lejos a esta muchachita muy
joven, sujetando contra su pecho a un bebé, que estaba envuelto en una mantita blanca. Ella venía acompañada de amigos, pero muy concentrada en sujetar al bebito contra el pecho. Y sonreía.
Me conmovió. “Ay, pobre. Debe de ser la única que se queda
sin ir a bailar. Sonríe porque este es el único momento del día en que puede
ver a sus amigos y capaz que ahora el mocoso le llora y se tienen que volver todos”,
pensé.
Pero cuando finalmente nos cruzamos, pude ver que no era un
bebé lo que sujetaba contra su cuerpo; era una bolsa de nailon blanca con dos cervezas aún cerradas.
“Estamos todos bien”, me dije.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)