jueves, 31 de enero de 2008
Clase de salsa II
martes, 29 de enero de 2008
Claroscuros
Imagen fea: una barboleta (se escribe así) de tipo alguacil, que estaba tan, pero tan pisada que parecía un helicóptero pintado en la cerámica.
¿Más fea? El encargado de Ta – Ta teniendo que revisar el bolso de sus compañeros, al terminar el turno. O los compañeros abriendo el bolso.
Imagen linda: mi mochila y camiseta con las verdi-blancas consecuencias de una cagada de pájaro. Me encanta que me caguen los pájaros. No me pasa casi nunca pero cuando sucede no puedo evitar la alegría esperanzada de que, esta vez, vendrá el toque de suerte.
domingo, 27 de enero de 2008
Bueno es poco
Lunes, vuelta al trabajo. Ahora, si mi trabajo me gusta y me paso 12 horas diarias en él ... ¿no debería ser re feliz?
sábado, 26 de enero de 2008
viernes, 25 de enero de 2008
Rompiendo armonías, con melodías
Bailo en la parada a las 6.30 am (cuando logro desenredar los auriculares antes de que llegue el ómnibus). Y también bailo si es de noche.
A mucha gente no le gusta verme. Menos oírme (esto lo entiendo porque canto muy mal). Últimamente siempre recuerdo la mejor reprimenda que recibí por esa costumbre. Fue en el metro de Madrid.
Él- ¿Puedes dejar de bailar al menos en la estación?
Yo- ¿Pero por qué? Si no molesto a nadie…
Él- ¿No te das cuenta de que todo el mundo se te queda viendo? Es que rompes la armonía…
Y cada vez que bailo sola, pienso en la armonía que dejé rota en Madrid.
lunes, 21 de enero de 2008
magias
sábado, 19 de enero de 2008
música contra los traumas
Mañana voy a un concierto de jazz y me emociona mucho la idea. No porque me guste esa música, sino porque es otra oportunidad de reciclar mi relación con ese género.
Supongo que lo que me pasó a mí, lo habrá vivido mucha gente: enamorarse de un tipo más grande, muy culto, muy fanático del jazz. Y sentir, en algún momento, que el hombre no pudo corresponder el amor por la simple razón de que una era totalmente incapaz de apreciar el jazz.
Seguramente a esa gente también le pasó que, después de superar el desamor, no podía ni escuchar hablar de Duke Ellington. O que oía "Lapataia" y no quería saber ni del dulce de leche.
Lo que no es tan común es haberse cruzado luego con otro hombre muy seductor, pero vinculado laboral y afectivamente a un reconocido bar de jazz de su ciudad. O que el periodista cultural que a uno más le gusta leer haya publicado un libro que se titula "Ayer escuché a Miles".
Este año pedí que me regalaran un cd de jazz en mi cumple, copié todos los temas del género que entraron en mi USB y me obligo a escuchar un rato cada día. Además, como voy a hacer mañana, aprovecho cada oportunidad de ir a un concierto.
Pueden pasar dos cosas: o que un día el sonido de una trompeta despierte alguna emoción en mí, o que finalmente decida pararme y en el silencio que separa un tema de otro, grite fuerte antes de salir: “A mí no me jodan. Esta música es una reverenda mierda, por muy inteligentes que sean todos acá”.
domingo, 13 de enero de 2008
señales
Y los días siguientes anduve divulgando mi amor. Mi hermana me dijo que no tenía ni idea de quién era, pero que -a simple vista- tenía un trabajo demasiado complicado. Una compañera del Informativo me contó que lo conocía y que tenía una novia muy divina, muy rubia… muy no sé qué.
Igual yo decía “estoy enamorada del comisionado”, “el comisionado esto”, “el comisionado aquello”. Incluso busqué una foto en google porque no le conocía la cara, pero no se veía bien.
Anoche fui con mi amiga Andrea a tomar una cerveza y al poco rato, mira para el costado y me dice:
_Maru… ¿Ese no es Alvaro Garcé?
_¿Quiéeen?, le contesto (no estoy acostumbrada a decirle por su nombre)
_El comisionado, me aclara. Y se pone los lentes.
Yo lo miro._Paaa! Ni idea. En realidad sólo lo vi en una foto en la compu.
Y era nomás. Con una morocha.
Andrea quedó impresionada. No por el color de pelo de la mina sino por la coincidencia de él estuviera ahí. Y capaz que fue por la cerveza, pero empezó a decir que no creía en las casualidades, que aquella situación nos estaba transmitiendo un mensaje. Y que nosotros, por los límites de la inteligencia humana, no podíamos desentrañar. Pero que algo quería decir aquello.
Tentando al universo de las señales, voy al baño y, a la vuelta, lo miro de reojo… como para dar la chance de que devele el misterio… Pero el hombre nunca me vio. Nada. Ni un pestañeo.
¡Y pensar que en la oficina todos me han oído jurar que voy a delinquir para que vaya a verme, o que me voy a encadenar a un módulo del Penal… O que al menos que voy a instar a un motín para poder llamarlo!
Ya sé, aventuro. El mensaje es que me enamoro de tipos que siempre están a dos mesas de distancia. Y con otra. Rubia o morocha.
sábado, 12 de enero de 2008
Attitude changes everything
A veces pienso: “Estas minas le erraron de profesión”. Pero ta. Lo que quería decir es que estas mujeres le ponen toda la fuerza a los ejercicios. Los hacen perfectos y a un ritmo envidiable. 100% actitud.
Y ahora me acordé que alguien me dijo una vez que, según su teoría, las mujeres se comportan en la cama igual que en las clases de gimnasia… Y como soy la peor del club (hay clases en que me voy a la mitad, por ejemplo) empiezo a encontrarle más explicaciones a mi soledad.
regalo de pauli (y también de Silvio)
jueves, 10 de enero de 2008
de vestuario
A_ Hoy estuve a punto de no venir. Te juro. Estuve “a esto” (seña de dedos juntos) de irme para casa nomás… Ando muerta.
B_Sí, yo también, pero viste que después que venís, decís: “menos mal que vine”.
A. Tal cual. Después que viniste ta…está bárbaro… Pero hay un instante ahí de duda que es mortal. (sonrisas)
B: Pero viste que te vas con un cansancio distinto…
A: Totalemente… Ni que hablar… Después agradeces haber venido.
Carencias
El vestuario de mi gimnasio actual es chico y somos muchas. Hay una ventana que siempre está abierta y en ese lugar se respira mejor. Yo me visto frente a la ventana. Y nunca falta la que me advierte:
- “Mirá que si te ponés ahí te ven de afuera”…
- "Ahhhh"… digo. Simulo que me importa y me muevo un poquito.
No contesto nada, pero pienso cosas como:
a- “Mi vieja, a vos te conozco tanto como al que pueda estar mirando por esa ventana. ¿por qué habría de admitir que vos me veas desnuda y otro no?
b- Si alguien se toma el trabajo de mirarme de lejos, ¿qué sentido tiene privarle de la experiencia?
c- Ya bastante tengo con mis carencias como para andar encargándome de las ajenas.
Y tiro la toalla. Literalmente.