miércoles, 21 de marzo de 2012

Un Rey llegó a la puerta

Recién había terminado de chatear con mamá sobre el tema de siempre: mi soltería. Ese es el tema de mi madre, por encima de todos. Si a ella le das a elegir entre que haya paz en el mundo y comida para todos y que me case yo, elige que me case yo.

“Ya va a llegar a tu puerta”, fue la última frase que escribió en el MSN. No contesté, dejé la compu y me fui a sacar a la perra.

Estaba en la puerta de abajo, luchando con la bolsa de basura, la llave y la correa de la perra cuando pasó él: un muchacho lindo lindo, con un perro hermoso.

Mengana y su perro se abrazaron jugando y me sentí tentada de ver señales… ¿Sería un aviso celestial el mensaje de mamá? Hablamos un poco mientras caminamos hacia la rambla. Que las vacunas, que la caquita, que a mí me hace esto y a mí me cruza la calle solo y que pim y que pam... Éramos él, yo y nuestros "nenes".

Su perro se llamaba Don King, me dijo. Y ahí ya me decepcionó bastante. ¿Cómo le ponés ese nombre a un perro? «Debe de haber sido su ex, esa tonta que elegía nombres tontos», me consolé.

Al regreso, como bobeando, le pregunte al portero si el tipo del Golden marrón vivía enfrente.

—¿El que siempre baja con sus nenes? ¿El dueño de Don King?
—No, no. El que yo digo no tiene nenes —mentí—. ¿Don King le puso el vecino al perro? ¡Qué mal gusto, por Dios!

2 comentarios:

Matías dijo...

me encantan tus relatos. Siempre los leo.

Gracias por compartirlos.

Anónimo dijo...

pará, no te bajonees, de repente es padre soltero!!!