sábado, 7 de marzo de 2009

¿Proyección marítima?

María es una compañera de trabajo nueva. Me cayó muy bien desde el primer momento. Nos intercambiamos correos y nos agregamos en el msn.

Llevábamos pocos días del trabajo conjunto cuando leí en su nick del chat una frase que me preocupó, un tanto existencial para mi gusto. Pero como tenemos poca confianza, no quise ser indiscreta.

Según lo que yo descifraba, daba a entender que estaba estancada, que se sentía paralizada.

Intenté sacar conversación sobre su vida. Me habló de su ex y de lo dura que había sido la separación durante un tiempo.

Entonces la frase del nick se resignificó 100% para mí. “¡Dios! Qué tonta soy. María no se siente estancada. Ese mensaje es claramente suicida. Es de alguien que está pensando en tirarse por la borda”, pensé.

Iba a llamar a nuestro jefe cuando concluí que generar alarma un domingo tal vez no fuera lo mejor. Además habíamos chateado largo y tendido y ella se leía muy animada.

Me fui al cumple infantil que tenía ese día. No había tragado el primer pebete cuando llegó la paz. Dos niños se pegaron a mi silla y corearon la frase del nick: ¡Quiero mover el bote! !Quiero mover el bote!

“¿No la conocés?”, me preguntó una madre que vio mi desconcierto. “Es la canción de la película Madagascar II”.

Evoqué las imágenes que me había construido, la de mi María empujando desde la orilla el pesado “bote” de sus responsabilidades. Y la otra, tremenda, en que ella estaba en el medio de un mar enorme, dispuesta a mover el bote desde el interior.

“Todo el mundo la canta, es muy conocida”, insistió la señora. Pero demoré unos segundos en poder pedirles a los niños que la cantaran toda.

No la recordaban bien, así que repetimos muchas veces ¡Quiero mover el bote! Quiero mover el bote!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué grande marujiji! Gracias por la preocupacion y la buena onda!!

Anónimo dijo...

Parece un cuento de 6!