miércoles, 3 de febrero de 2010

Enero en Montevideo

Se ve que necesitaba hablar y no lo sabía. Me percaté cuando vi la cara con que se fue Mario.

En varios años trabajando en el mismo lugar, a Mario lo habré cruzado dos veces. La primera cuando nos presentaron, hola, mucho gusto. La segunda nos habremos saludado en la escalera, cómo andas, bien, bien. La tercera lo encontré en un local de celulares.

Él estaba haciendo un reclamo porque no le andaba bien. Se oía un sonido diferente, creo que dijo. Él tenía el número 50 y la cosa venía por el 24.

Yo tenía el 54. Había llevado el celu de mamá. Si fuera el mío, claramente se hubiera quedado roto hasta el fin de sus días. Mal puede juntar voluntad de un reclamo motu proprio una persona que se cambia de habitación cuando se quema la lamparita.

- Es importante el celular también por tus hijos, claro. Vos tenés hijos, ¿no, Mario?
- Cinco. Dos de un matrimonio y tres de otro.
- ¡Cinco! ¡Dios mío!

Y ahí arranqué.

- Sabés que yo siempre dije que no quería hijos. Y creo que no quiero. Bah… No solo no quería. La primera vez que hice terapia fue por mi miedo a quedar embarazada. No podía tener sexo sin obsesionarme con eso. Y eso que tomaba pastillas y mi novio usaba preservativos, pero igual. Con decirte que he tenido muchos más Evatest que eventos sexuales… Pero sabés que el otro día estaba en el cumple de mi sobrina. Tres añitos. Divina. Estaba en el cumple y fui al baño en un momento. Y cuando me siento, paf, me vino la pregunta a la cabeza: ¿Y cómo será tener un hijo?

Aunque disimuló, sé que Mario miró el panel en ese momento para ver en qué número iba la cola: 34.

- Este año arranqué con eso. Hay días en que me digo: pero si no puedo ni con un perro. Y como quererlo, no quiero. Además, no tengo pareja. Pero viste, después entro al Facebook y mis amigos ya no publican fotos de fiestas… Son todos bebes. Entonces me pregunto si me arrepentiré a los 55.

- Siempre estás a tiempo de adoptar- me interrumpió.

- Sí, ta, pero no. Lo he pensado pero no es fácil. Además, está lo que te decía: el trabajo que dan. Yo ganas, lo que se dice ganas no tengo, como te dije. Lo que me mata es el miedo a arrepentirme. Pero no puedo embarazarme por miedo a arrepentirme de no embarazarme. ¿no, Mario? ¿A vos qué te parece?

- En sí, trabajo dan sí- me contesta, dejando en evidencia que hacía rato no me escucha. Número 43.

- En la Navidad mi tía me dijo: "Si quedaras embarazada ahora, ya no estás en edad de abortar. Porque hay tantas mujeres que quisieran tener y no pueden". Ay tía, le contesté yo, eso es como que me digas que tengo que comer todo lo que pueda porque en África hay niños hambrientos. Yo sé que no es así, pero ta, me quedé pensando. Si de repente el embarazo durara menos tiempo, tipo dos meses,sería más fácil, pero es como todo complicado.

Mario repite: "Trabajo dan sí. Eso sí"… Número 48. Le brillan los ojos y yo lo noto, pero no puedo parar.

- Mamá me dice: “A mí tampoco me gustaban los niños, pero los tuve porque había que tener. Y hoy para mí la vida no tiene sentido sin hijos”… Claro, ¡qué piola! Cuando no podés elegir no hay problema. El problema es cuando sabés que podés elegir. ¿no?

Con luminosos números rojos se prendió el "50" y Mario se paró feliz pero disimulando. Eso sí, tuvo la delicadeza de pedirme que lo esperara un momento.

Yo lo esperé. Él volvió con su celular, tratando ya de probar si estaba arreglado, y cuando se acercó, a modo de cierre, me dijo que iba a escuchar un sonido diferente, muy adentro, cuando fuera la hora.

Después me quedé pensando si estaría hablando de mi hipotético embarazo o del teléfono. En cualquier caso, no me dio su número y no lo culpo. Era enero en Montevideo, y él, por más compañero que sea, no tiene por qué andar sustituyendo a los amigos que se van a la playa.

6 comentarios:

Sol dijo...

Jajajaj. Muy bueno, pero:
1) Si no queres tener hijos, no te tortures con que los tenes que tener. Menos le des bola a alguien que te dice que los tengas pero después nunca se va a ofrecer para cuidarlos.
2) Nadie es lo suficientemente malo como para suplantar a un amigo que se fue a la playa. Mario es un tonto.
Besos

Anónimo dijo...

Bueno...aca estoy por culpa de mi hermana que me insistio para que lea tus "pavadas". Y no se si sera empatia, lastima, o extrema cordura, pero solo me viene a la mente la palabra GENIALIDAD. Definitivamente, Maru, haces reir y emocionar, y lo mas ironico es que tus relatos estas cargados de una esperanza casi apocaliptica. En fin, me hago fan y a la mierda, tal vez hasta te de material para otra entrada. Brindo por Juan Antonio, Mario, el mochilero, el viajante y tu vieja.

Unknown dijo...

Qué lindo comentario "Anónimo" !!! Eso sí, ahora no podré escribir nada más... por miedo a que no te guste ;)

Dj dijo...

Muy buenos tus cuentos, recién comienzo a leerlos y me maté de la risa. Se me ocurre aquella palabra que hace mucho que no escucho en la tele, "son desopilantes" es que ahora el vocabulario que se escucha es muy distinto.

Unknown dijo...

Gracias DJ (espero que no seas Don Juan). Vi tu comentario sobre mi lista también y escucha... eso es muy viejo. Esa lista se redujo a la mitad por lo menos, por consejos de amigos y por la vida misma. De modo que puedes postular ;) gracias, gracias

Dj dijo...

Jajaja, no lo mio no es de Don Juan sin mas bien todo lo contrario. Mi seudónimo tiene connotaciones musicales, pero no soy un profesional de pasar discos, en realidad la cosa va por los mp3. Te cuento que no tengo chance porque no sólo me falta un par de items en la lista sino que también tengo un defecto, el mismo que tiene el hombre al que le canta Ana Cirré en su canción "Eres casi el hombre perfecto". De todas maneras quise ser esperanzador al enviarte ese mensaje, existen los hombres que estás buscando, sólo tienes que seguir tu búsqueda en tu interior y en el mundo. Te deseo mucha suerte en ese viaje.