viernes, 11 de enero de 2013

Por las Susanitas del mundo

Estoy en contra de que los padres besen a los hijitos con picos. Queda mala onda decirlo, pero quisiera hacer un llamado a la conciencia para que se detenga ese flagelo.

Pasa que en mi escuela había una niña que se llamaba Susana y todos la discriminábamos. No porque tuviera un nombre de otra generación: la discriminábamos porque su madre le daba picos.

La mujer la acompañaba hasta el salón y esperaba con ella a que tocara el timbre. Ahí se iba, pero antes le encajaba un piquito, delante de todos. Y nosotros jua jua jua y burlas (lo escolares siempre han estado compuestos de bobera y de maldad en partes iguales).

La mama de Susana seguro empezó como cualquiera… Un día la beba era tan linda que se la quería comer (no tenía rastros de haber sido una bebé linda, hay que decirlo, pero es una hipótesis)… Decía que un día bobeando le dio un pico y después la bebé le dio otro y ya no supieron parar. Pasó el tiempo, la chiquilina calzaba como 37 y la madre la seguía besando en la boca.

Desconozco cómo será de la vida de Susana ahora… Si habrá llegado a tener sexo oral sin culpas, si besará a sus propios hijos en los labios, o si estará, como yo, condenada a una terapia perpetua para lidiar con el pasado. En cualquier caso, yo hago un llamado a la reflexión. Por las Susanitas del mundo.

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