jueves, 11 de septiembre de 2008

Superficial

Las mujeres del gimnasio creen que soy un desastre y me lo hacen saber. Al principio todas me preguntaban por qué no usaba soutien y me pronosticaban unas consecuencias horribles por la acción de la gravedad sobre las glándulas mamarias. “No me importa que se caigan”, respondía yo, como diciendo “no pensarás que voy a empezar a comprar soutienes después de los 30”.

También les costó aceptar que caminara sin chinelas en el piso húmedo. “Yo no creo en los hongos”, les explicaba, antes de escuchar a la veterana que replicaba “Ahhh, pero que los hay, los hay”.

En general les cuesta entender mi manía de sacarme dos buzos de una sola vez. Y mi argumento no las convence. Les digo que llevan tanto rato juntitos que me da pena separarlos. “Es más, cuando los meta en la lavadora también los pondré así, uno adentro del otro. Y los tiendo así en la cuerda, para que no sufran”. Se sonríen pero sienten pena por mí. Me doy cuenta.

Por momentos me hacen sentir la peor del vestuario, como cuando me olvido de la bombacha y tengo que ponerme el pantalón con cara de convencida, del tipo “esto también es por elección”.

Últimamente me olvido de casi todo. No sólo de la bombacha sino del shampoo y del desodorante. A veces ya estoy envuelta en la toalla cuando advierto la falta. Entonces mendigo unas gotas de algo para usar como gel de ducha y un poquito de desodorante, si no es molestia.

En general me dan sin problemas, debo admitir, pero después me ven perfumarme y maquillarme con todos los implementos (que jamás me faltan) y siento vergüenza. Y un poco de injusticia en sus miradas. Me dan ganas de preguntar: ¿Qué? ¿Acaso soy la única en este recinto que se ocupa de lo superficial y descuida lo importante?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A todo el mundo le pasa eso de olvidarse de las cosas para ir al club. Y después que estás ahí no te vas a dar media vuelta, ¿no? Y menos si estuviste cargando todo el día con una mochila gigante, que resulta que no tenía todo loqe tenía que tener. Yo me he olvidado de la toalla y me he secado con papel del baño, con el secamano y/o con ropa sucia, por ejemplo. También me he olvidado de la ropa interior y he tenido que usar la sucia o bañarme sin jabón y sin shampoo, para no pedir prestado. Y ni que hablar de la gorra y de las chancletas, pero ahí está Nair, la vestuarista, para socorrerme.
Y lo de sacarse los buzos todos juntos... siempre lo hago y siempre siento que mis compañeras de vestuario me miran... pero nunca encontré el sentido de separarlos si me los voy a volver a poner en el mismo orden!!

Unknown dijo...

gracias anónimo... qué bien se siente la solidaridad de vestuario =)