domingo, 13 de enero de 2008

señales

Ayer pasó algo curioso. Resulta que hace unos días le hice una entrevista (por teléfono) al comisionado parlamentario para las cárceles. Habla bastante, tiene un lenguaje muy leguleyo y de a ratos, me perdía un poco. Pero su voz era tan, pero taaaan dulce, que cuando terminamos la nota pensé: “Me quiero casar con este hombre”.

Y los días siguientes anduve divulgando mi amor. Mi hermana me dijo que no tenía ni idea de quién era, pero que -a simple vista- tenía un trabajo demasiado complicado. Una compañera del Informativo me contó que lo conocía y que tenía una novia muy divina, muy rubia… muy no sé qué.

Igual yo decía “estoy enamorada del comisionado”, “el comisionado esto”, “el comisionado aquello”. Incluso busqué una foto en google porque no le conocía la cara, pero no se veía bien.

Anoche fui con mi amiga Andrea a tomar una cerveza y al poco rato, mira para el costado y me dice:
_Maru… ¿Ese no es Alvaro Garcé?
_¿Quiéeen?, le contesto (no estoy acostumbrada a decirle por su nombre)
_El comisionado, me aclara. Y se pone los lentes.
Yo lo miro._Paaa! Ni idea. En realidad sólo lo vi en una foto en la compu.

Y era nomás. Con una morocha.

Andrea quedó impresionada. No por el color de pelo de la mina sino por la coincidencia de él estuviera ahí. Y capaz que fue por la cerveza, pero empezó a decir que no creía en las casualidades, que aquella situación nos estaba transmitiendo un mensaje. Y que nosotros, por los límites de la inteligencia humana, no podíamos desentrañar. Pero que algo quería decir aquello.

Tentando al universo de las señales, voy al baño y, a la vuelta, lo miro de reojo… como para dar la chance de que devele el misterio… Pero el hombre nunca me vio. Nada. Ni un pestañeo.

¡Y pensar que en la oficina todos me han oído jurar que voy a delinquir para que vaya a verme, o que me voy a encadenar a un módulo del Penal… O que al menos que voy a instar a un motín para poder llamarlo!

Ya sé, aventuro. El mensaje es que me enamoro de tipos que siempre están a dos mesas de distancia. Y con otra. Rubia o morocha.

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