jueves, 29 de agosto de 2013

Táperman

El tipo va de compras al shopping, vuelve a su casa y otra vez se prueba el buzo nuevo, para mirárselo bien.

Después lo guarda y se siente contento. Y cuando va a doblar la bolsa de cartón, esa que tiene asas fuertes, de repente piensa:

- Ah, mirá qué buena bolsa. La voy a usar para llevar el táper.

Y así, en ese instante, ignorando completamente lo que está a punto de hacer, sale para siempre de mi mundo amoroso, se escinde definitivamente del grupo de mis potenciales amantes.

No sé explicar lo que me producen los hombres que usan bolsita de cartón para el táper. Me deserotizan. Me decepcionan. Una voz muy fuerte me dice: “Él no. Te vas a aburrir mucho”.

A veces, incluso, llevan bolsas de marcas femeninas. Ponele que la mamá o la novia se compró un pijama o un soutien en Mariane, y después el tipo lleva su almuerzo ahí.

La bolsa me habla: “este hombre se corta las uñas de los pies todos los domingos, ahorra el shampoo, no se acuesta con la cama desarmada, usa soquetes grises, habla de pagos en cuotas y del monto mínimo de la tarjeta”.

Lo que más me espanta, creo, es la cobardía, ese miedo a poner el táper en el bolso y que algo se manche. O el apego a la bolsita, no sé. Me lo imagino preguntando en el trabajo:

-Che, ¿alguien vio una bolsa blanca con asas, la de mi táper?

Y ya con eso me dan ganas de vestirme e irme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y lo bien que hacés!! Me hizo acordar a uno de mi trabajo, almuerzo en la misma mesa, no se si trae bolsita, pero tiene ese apego a su taper y los chalequitos de lanita finita, mmmm, corré maru, corré