martes, 25 de diciembre de 2007

antojo

No es que me ponga xenófoba… Pero el chino de enfrente a casa ¿no debería aprender a decir algo en español antes de andar cerrando el almacén en Navidad? De un país que tiene casi tantas religiones como habitantes, ¿justo tenía que emigrar el católico para atender el super del barrio? O mejor dicho para NO ATENDERLO. ¡Y además en un momento en que mataría un mandarín por un yogur con frutas del bosque!

No hay comentarios: