lunes, 3 de diciembre de 2007

Bochorno a bordo

Cuando subí al avión supe que venían juntos y que era un grupo grande. Como si hubieran alquilado un charter para ellos solos, los más de cien médicos uruguayos que venían de un congreso en Cuba se adueñaron de todo. Se cambiaron los asientos, dando risotadas y haciendo esos chistes que sólo los grupos festejan.

Veo pasar una cara conocida y la saludo. Me responde y, como yo, se queda pensando de dónde nos conocemos.

Me acordé a los pocos minutos (“¡Es la doctora del Juventus!”) y decidí a preguntarle lo que necesitaba saber, pero no encontraba oportunidad. La mujer estaba sentada mucho más atrás, apiñada como todos.

Decido esperar que vaya al baño. Le pido una cerveza a la azafata y me quedo parada en el pasillo. "En algún momento va a venir al baño", pienso.

Los médicos no se duermen, recuerdan anécdotas, se ríen, se gritan cosas. Yo tomo cerveza y espero que mi doctora conocida se levante. En una, la veo venir rumbo al baño y avanzo:
—Tengo que hacerte una consulta profesional.
—Sí, claro. Yo te conozco pero no sé de dónde...
—Del Club Juventud
—Ahh! Es verdad... Decime…
—¿Hay alguna pastilla que tenga un margen horario mayor que la Postinor? Porque necesitaría una pero ya pasaron más de 24 horas...
—Mmm. ¿Cuántas horas?
—No sé bien... Pero 48 creo... O un poco más.
—Tomátela igual. Tomate dos.
—¿Pero no hay una más nueva que la Postinor? ¿Alguna más efectiva?— Hay, pero no me acuerdo el nombre… Esperá… ¿Cómo es que se llama?

Una mujer pasa para el baño y aprovecha a preguntarle:
— Che, Patricia, ¿cómo es que se llama el anticonceptivo nuevo que es como el Postinor?
— Mmm. No me acuerdo…

Intervengo.

— Ta… No pasa nada.
— No no… Esperá porque ella debe de saber— me pide la del Juventus y le habla a otra mujer— Fulana, ¿cómo era la marca de la pastilla nueva esta de las veinticuatro horas?

Fulana me mira. Pone cara de “Lo siento”. No se acuerda. La del Juventus insiste. Siento que se lo toma como un desafío, como una causa:
— Mengano seguro que sabe… Vos disculpá la ignorancia… Somos todos médicos pero no hay ginecólogos. Venimos de un congreso de diabetes.

Cuando quiero acordar somos seis en el pasillo. Ellos tirando nombres sin parar. Por suerte tengo cerveza. Me la empino. Si no estuviera en un avión, pedía que me tragara la tierra.
—¡Secufem!— grita una, con aire triunfante.
— Sí, es esa!— aprueba otra.
— Pero hay una que es incluso más nueva… ¿Cómo era?
— No pasa nada, insisto yo, cada vez más retirada.

Me preguntan por qué no compré donde estaba. “No la vendían”, les explico. Y logro escabullirme. Se quedan hablando.

A los minutos se acerca una a mi asiento:
—¡Nos acordamos!—emocionada me dice—Inmediat. Se llama Inmediat… Vos acordate de “inmediato”, me aconseja.

Le sonrío y le agradezco. La veterana de al lado se compadece:
— ¡Qué momento!
— No. Creo que está todo bien— la tranquilizo.

Ahora todo el avión sabe que necesito esa pastilla. Rezo para que pongan la película. “Llegan a dar `Ligeramente embarazada´ y pido que me bajen”, pienso.

Todo el viaje sin pegar un ojo. Me despido de algunas de mis asistentes, que me desean suerte. Y hay un punto en que siento la injusticia. ¿Qué posibilidades hay de que una mujer que tiene sexo cada muerte de obispo necesite una “pastilla del día después” en un pueblo donde no la venden?

Llego a la radio, la pido por teléfono y me la tomo. Termino de trabajar y siento pereza. Y cansancio. “Al Juventus no voy”, decido.

2 comentarios:

pecesdecolores dijo...

no me decido si pensar "es más buena escribiendo o hablando"??

Anónimo dijo...

aaaahhh, claro, las asistentes eran las dras.
(estuve como 5 min. pensando "y esta tiene asistentes ?! ... eso es de película")