viernes, 14 de febrero de 2014

En su justa medida

Para una hipocondríaca automedicada como yo, el sueño es tener morfina de uso médico: el famoso Tramadol. Y como la vida está aquí para cumplirnos los sueños, mi momento llegó. En junio me di un golpazo que me costó 20 días de quietud y 50 inyectables… pero gracias a él me recetaron mi propio frasco de Tramadol.

La verdad es que no me produjo alivio, pero solo verlo en su cajita rosada me daba alegría. Me dormía mirándola, con expresión de niño que mira a su madre separar las yemas de las claras.

Con esa alegría me fui recuperando y desde entonces llevo el frasco siempre en mi cartera. Me encanta sentir que, ante cualquier contingencia, ahí está ella, mi morfinita. Y que eventualmente puedo ayudar a alguien.  

Una vez, me acuerdo, volvía de un viaje con un chileno que llevaba tres días de fiesta encima. Y se había puesto tanta droga y alcohol que no podía dormirse en el avión.

Ni rápida ni perezosa le metí un diazepam. “Ya te vas a dormir”, le dije, pero no se durmió. Le bajo la presión y se desmayó. Tuve que llamar a la azafata y hubo que asistirlo ahí:
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Él me dijo que había consumido muchas drogas- lo acusé mientras el pobre no recuperaba el conocimiento.

Otra vez, la mamá de Andrea llegó con dolor en una pierna. Era la Noche de la Nostalgia y tenía que ir a bailar. Prestamente abrí la cartera y le ordené: “Tomate este orudis, que te alivia en un pispás”. A los diez minutos le alivió y a los doce arrancó a vomitar.

Pero yo no aprendo más: soy generosa. El otro día me encontré con un anciano que se retorcía de dolor en una sala de espera.
-    -Señor, ¿le duele algo? ¿lo puedo ayudar?-pregunté ya con intención de encajarle la morfina.
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Los huesos, querida, los huesos. Hice mucho deporte en mi vida, muchísimo. Y ahora hay días en que no tolero el dolor. Usted que es joven hágame caso: todo en su justa medida. Mucho deporte es malo.
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Mire que tengo un buen calmante, eh. En serio le va a aliviar.
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Yo no creo en calmantes, querida. Los medicamentos son una gran mentira. A mí me hacen acupuntura.

Y así, en ese sencillo acto, este gran hombre me dio la mejor lección de sabiduría que hubiera podido darme.

Ahora, mientras me extiendo en la cama para una buena siesta, resuenan en mi cabeza sus experientes palabras: “Mucho deporte es malo, todo en su justa medida”. Mañana hago. 

1 comentario:

Unknown dijo...

Mi morfinita se llama Perifar Migra, y al parecer, funciona muy parecido a la tuya: las migrañas solo me aparecen cuando no tengo un blíster a mano... ¡Me encantó tu blog!