sábado, 22 de marzo de 2008

de avanzada

En general no tengo pensamientos de futuro. Carezco de “visión” y de criterio para imaginar cómo serán las cosas con el avance de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, hay dos momentos que me hacen nacer esa inquietud y decir: “Mis nietos, si Dios quiere, no tendrán que pasar por esto”.

Ese pensamiento-plegaria es recurrente ante:
1- La necesidad de desenredar los cables de los auriculares.
2- La prescripción ginecológica de colocarme un óvulo.

Comparado con esas molestias, incluso el hecho de que me tiñan los dedos para darme la cédula o votar me parece inteligente.

1 comentario:

pecesdecolores dijo...

las huellas digitales con tinta, los cables en general, la limpieza de vidrios, cortar el pasto... todo seguramente todo, tienda a minimizarse en un futuro.