jueves, 13 de marzo de 2008

Por reacción

Ya era grande cuando descubrí que mi hermana era más linda que yo. Todos me lo habían ocultado y viví años en esa ignorancia. Supongo que creía que éramos igualmente lindas... Que era lo lógico, si - como decía mami- las dos habíamos recibido lo mismo.

Una noche imborrable, estábamos en el baño. Una a cada lado del espejo, apretándonos la cara... granitos y esas cosas. En un momento ella habló. La miré. Me miré y... “¡Paaaaaaa! Esta niña es mucho más linda que yo”, me di cuenta.

Siempre había tratado de diferenciarme de ella, pero no para ser más fea. Si mi hermana tomaba Vascolet, yo pedía café. Ella quería muñecas, yo el Bata- Bata... Y todo así. Terminé vistiéndome en la Sección Hombres en mi afán de ser distinta.

En psicología se llama “reacción”. Parece que nos movemos por “acción” o por “reacción”. Y ahora pienso que por “reacción” no hice la comunión y me quedé sin religión. Por reacción no hice fiesta de 15 y me quedé con las ganas del cortejo. Por reacción no me casé y me quedó la fantasía del vestido blanco. Por reacción estudié una carrera “no convencional” y gano sueldos de subsistencia. Por reacción no puedo ser ordenada ni ponerme las dos piezas del conjunto de ropa interior el mismo día...

No sé si el hecho de que todos los que me gustaban me llamaran “cuñada” sería también por “reacción”, pero en cualquier caso, parece justo que mi hermana pague mi terapia. ¿O no?