martes, 12 de febrero de 2008

ocho horas

No fue por los mártires de Chicago, pero abandoné la jornada de 12 horas. Al final trabajaba más que el Sol. En este momento debo ser la única cristiana que, al tiempo de poner el despertador a las 06.00 am, se siente de vacaciones. Lamento por los vecinos, que ya se habían acostumbrado a tener los primeros sueños con el sonido de mi lavadora o mi Epilady.

2 comentarios:

kariaco dijo...

Felices vacaciones!!!

pecesdecolores dijo...

los vecinos extrañarán... tu lavarropas, tu epilady, y el ascensor en horas impropias... mejor asi!